El demonio prometió llevarme de regreso,
A la tierra sombría y pálida que apenas recordaba,
Un lugar elevado, con escaleras y terrazas,
Coronadas por balaustradas de mármol, peinadas por los vientos del cielo.
Abajo, muchas millas más allá, en la orilla del mar,
Se extendía un laberinto de torres y cúpulas superpuestas.
Una vez más, me dijo, quedaría embelesado
Ante esas antiguas colinas y oiría el distante rumor de las olas.
Todo esto me prometió, y por las puertas del crepúsculo
Me arrastró a través de lagos de llamas vivas,
Entre tronos de oro rojo de dioses sin nombre
Que aullaban de terror ante un destino siniestro.
Luego, un abismo negro con el eco de olas en la noche:
"Esta era tu casa", se burló, "¡cuando aún podías ver!"
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