Hay nieve en el suelo,
y los valles están fríos,
y una profunda oscuridad de medianoche
recubre el mundo;
pero una luz en las cimas de las colinas
insinúa festejos profanos y antiguos.
Hay muerte en las nubes,
hay miedo en la noche,
pues los muertos en sus sudarios
saludan el vuelo del pecado.
Y cantan salvajemente en el bosque
mientras bailan alrededor de un fungoso y blanco
altar de Yule.
Ante ningún vendaval terrenal
se balancea el bosque de robles,
donde se ahogan las ramas enfermas
en el abrazo del muérdago,
porque estos poderes
son los poderes de la oscuridad,
de las tumbas de druidas perdidos.
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