Por encima de viejos tejados y agujas desgastadas
las sirenas portuarias cantan durante toda la noche;
Voces venidas de puertos extraños, de blancas playas distantes,
y océanos fabulosos, unidas en coros apretados.
Ajenas unas a otras, no se conocen entre sí,
Pero todas, por obra de alguna fuerza oscuramente concentrada
desde honduras ensimismadas más allá del curso del Zodiaco,
se funden en un misterioso zumbido cósmico.

A través de vagos sueños organizan un desfile
de formas aún más vagas, insinuaciones y visiones;
ecos de vacíos exteriores e indicios sutiles,
de cosas que ni ellas mismas podrían definir.
Y siempre en ese coro, tenuamente mezcladas,
captamos algunas notas que ningún buque terrenal emitió jamás.